martes, 21 de septiembre de 2010

Los que leen el blog (disculpen si hay algún error de tipeo y/o si se repiten varias veces las mismas palabras)


Kurosawa. fue la primera persona que conocí personalmente gracias a este medio que son los blogs. Había conocido su página a través de un blog en común que pertenecía a una amiga de ella, que a su vez había descubierto leyendo los comentarios de la página de Liniers (iba seguido al blog del dibujante a leer comentarios y a ver si descubría otras páginas que me fueran interesantes). Un par de semanas después de haber empezado a comentarnos en las entradas de nuestros respectivos blogs, empezamos a chatear, recuerdo más de una vez que conversando, discutiendo y debatiendo sobre temas y opiniones nos quedamos como hasta las cinco de la mattina charlando. Me hacía muy buenas preguntas, de esas que hacen pensar y también de aquellas que a uno lo hacen sentir bien, que lo hacen sentir que al otro le interesa lo que puedas responder. Unos meses después nos encontramos y nos conocimos personalmente. Una chica muy dulce, tierna, muy bella, y como si esto fuera poco es muy amable, pero no “amable” en el sentido de “simpática”, “buena” o “educada”, sino amable en otro sentido, en el sentido de que es super dulce, tierna y querible, digna de ser amada. Hoy es mi novia y estoy feliz y orgulloso de eso. Lo que voy a agregar creo que le queda un poco chico, pero igual lo agrego, yo creo que ella es una de las pocas personas con las cuales yo me siento que estoy en el lugar correcto, de esas personas con las que uno tiene afinidad y siente que puede ser uno mismo, que no tiene que estar en una pose, que uno puede sentirse completamente cómodo, en pocas palabras. Para mí (y esto es algo que le dije en varias oportunidades), ella es como una “nena grande”, ya que tiene la ternura y el encanto de una nena chiquita, pero la mente y la madurez de una chica de principios de los veinte. ¡Te amo bonita!

Vita (Ruiz de Bragelonne). Lo conocí a principios del año 2001, cuando estaba empezando séptimo grado. Me había cambiado de colegio y el nuevo clima era muy distinto, además de que había pasado de cursar solamente a la tarde a ir a un colegio de doble escolaridad. Nos empezamos a hacer amigos a raíz de que ese año los dos comíamos en el comedor del colegio y éramos casi los únicos de nuestra división que iban a ahí (algunos se iban a sus casas y otra buena parte se llevaba viandas). Al principio hubo prejuicios por ambos lados, sin mencionar algunas situaciones injustas que se hayan podido dar a lo largo del tiempo, pero hoy por hoy es uno de mis mejores amigos. Es el único, de los que comentan en el blog, que yo ya conocía personalmente antes de crearlo. No se limita al criticarlo y a todos nos queda claro cuándo algo no le gusta, así que sus elogios a varias de las entradas de este espacio, y al blog en general, son tomados en serio y muy bien recibidos.

Edgar. Conocerlo, lo conozco desde fines del 2007, pero lo fui conociendo más el año pasado y me hice muy amigo a lo largo de este año. Es la otra persona que me comenta sobre el blog, habiéndolo conocido en un medio ajeno a éste. No tiene blog propio por lo que no puede comentar en las entradas. Aún así me acuerdo cuando había vuelto de un viaje largo y él me había dicho que había estado leyendo mi blog. Le había llamado la atención cómo mezclaba ciertos temas bastante serios como ser la religión o la filosofía con otros más en joda como son el anime y los Simpson (y había nombrado en particular una entrada donde hablaba de Dioniso, el cristianismo y Yusuke Urameshi, el protagonista de un anime). Para mí, él en ese momento fue algo así como la mirada desde afuera, qué era lo que opinaba de mi blog una persona que un poco me conocía personalmente pero no tenía idea que yo tenía ese pequeño espacio de expresión. Me acuerdo que al poco tiempo de contarme que había leído mi blog (de hecho, no me acuerdo si había sido ese mismo día), me preguntó sobre qué era, o cuál creía yo que era el tema principal de éste. La respuesta más cómoda me fue decir “sobre mí mismo”, pero si quisiera desarrollar esa respuesta un poco más podría decir que mi blog trata temas que a mi me llaman la atención o por lo menos me interesa remarcar y contárselos a gente que le interesaría leer sobre ellos y tomarse la molestia de leer, sin desgano, hasta el final. Buen amigo, Edgar. Hace preguntas que al otro siempre le gusta responder, además de decir reflexiones interesantes y poner su cuota de buena onda a las salidas con amigos.

Daniela. creó que descubrí su blog también a través del de Liniers, aunque ya no me acuerdo muy bien. El hecho es que empezó a comentarme las entradas a principios del año pasado. Tiene un blog que me recuerda un poco a algunas comiquerías o a negocios under de cds y mochílas y posters de bandas de rock, pop y punk ya clásicas, también me hace acordar al canal Isat (por el tema de todo lo que es de culto). En su blog podemos ver reseñas, homenajes a músicos y bandas, y también comentarios sobre películas (de las cuales al menos las que yo vi son muy buenas), también podemos leer sobre sus distintas reflexiones y pensamientos que tiene en el momento de escribir. Un espacio muy pulido, sensible, elaborado y con su onda. Sus comentarios en mi blog siempre están hechos con bastantes ganas.

Tadeo. Lo conocí a través de un contacto en común del blog que a su vez había descubierto mi blog de casualidad. Tuvo diferentes blogs así como varias idas y vueltas. En general tiene un blog muy culto e intelectual contándonos tanto comentarios de novelas y libros de filosofía, como también sus opiniones sobre ciertos temas sociales y políticos (y algunas anécdotas y experiencias de su vida también). Un tipo bastante copado, con el que me juntaría a tomar un cafecito de vez en cuando.
Glup. En este momento tiene vacaciones por tiempo indeterminad. Descubrí su espacio a través del de Liniers (de hecho a través de su blog conocí a la hermosa Kurosawa). Básicamente las entradas eran de tres tipos: comentarios de experiencias personales, algunos relatos y bastante poesía. Tuve la oportunidad la conocerla (luego personalmente a través de mi novia) en una comida mexicana. Un blog inteligente, muy real y maduro, de una de esas personas a las cuales uno podría preguntarle seguido qué opina sobre diferentes temas.

Roberto Françoise. amigo de Kurosawa y Glup, por blog lo conocí por esos mismos días entre fines de septiembre y principios de octubre del 2009 y personalmente también lo terminé conociendo en aquella comida mexicana. También hacía buenos comentarios, a veces graciosos y otras veces bastante bien informados. Me gusta su blog, aunque últimamente, como muchos de nosotros, no está actualizando muy seguido. Un blog muy divertido y creativo que mezcla mucho historias escritas por él con comentarios suyos medio enserio medio en chiste sobre distintos temas. Por blog y chat me lo imaginaba como un tipo bastante fumado y volado, de unos veintitrés o veinticuatro años. Cuando lo conocí era bastante más sobrio y tenía exactamente la misma edad que yo. Es una de las pocas personas que aún recuerdan o al menos llegaron a conocer al Fantasma Escritor.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La Dropbox: o Internet como un medio más para boludear con amigos

Hace unos cuantos años, cuando yo tenía catorce y estaba en segundo del secundario, tenía con dos amigos un foro. Ese foro no trataba ningún tema en particular, los únicos que posteábamos éramos nosotros, así como también éramos nosotros los únicos que lo conocíamos. No tenía contraseña ni nada, tampoco había que registrarse para postear, igual nadie que no supiera la dirección iba a tener modo alguno de encontrarlo. Lo usábamos para comunicarnos entre nosotros, escribíamos comentarios de algo que había pasado en el día, pensamientos que teníamos (onda, “ya estoy podrido de estudiar tanto, y encima seguro X que es un boludo y un vago de mierda, va a terminar ganando mucha guita laburando en Estados Unidos”), y también muchas charlas con terceros que conocíamos en común. Yo en particular subía algunas poesías, canciones y varias veces algunas explicaciones que me daba uno de estos amigos sobre temas de las pruebas. Era una forma muy divertida de comunicarse, hoy la compararía un poco a Facebook pero más precaria y muchísimo más reducida (a sólo tres personas).

Hacía bastante que no me acordaba de ese foro, pero unos meses atrás caí en que este año habíamos terminado creando un espacio bastante parecido. Seguimos siendo tres personas, al menos las que más lo usamos para comunicarnos, con la diferencia de que de los tres del grupo anterior uno ya no está (menos mal porque era medio pesado y bastante botón) y se sumo uno nuevo (mucho más inteligente y copado). Ese medio es la Dropbox, una suerte de “Carpeta de archivos compartidos” pero más desarrollada y que funciona mejor. Originalmente la habíamos empezado a usar para escuchar música (siendo el primer CD subido “Confiá” de Fito Paez), pero se fue desarrollando y aparte le agregamos algunos juegos (como el arcade de Los Simpsons y unos jueguitos de Mario) y una divertida sección de fotos, varias de humor gráfico y otras donde nos ridiculizamos a nosotros mismos (Ejemplo: una mía con un almohadón arriba de la cabeza tratando de hacer equilibrio). Es un espacio chiquito pero muy divertido y ameno, podemos compartir buena música, jueguitos, reírnos de fotos y a veces hacer comentarios en los títulos de los mp3’s. Ahora discutimos un poco sobre qué cosas borrar y cuales dejar, por el tema para agregar espacio para archivos nuevos, con el foro pasaba algo parecido.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mediados de Mayo del 2010

Definitivamente iba a volver a laburar. Ya que en mi caso, tener mucho tiempo libre contribuía a una pésima organización del mismo. Sabía que podía tener un buen rendimiento, muy bueno, de hecho, si realmente me lo proponía. Pero por algún motivo no tenía mucho interés en eso, y me molestaba, porque deseaba tenerlo. Mi estado de holgazanería me daba un poco de vergüenza, más aún cuando miraba los apuntes que había tomado en clase sobre Parsons:

“Es como si uno leyera la parte de atrás del prospecto de un remedio”

“Es un proceso por darle a la sociología sus propios términos (y su status de ciencia)”

“La lectura es dura.”

“Se que es un autor difícil y les cuesta.”


Me había atrasado bastante y la verdad no tenía muchas excusas. Capaz podía decir que estaba desmotivado, o sino simplemente que me había puesto bastante vago. No me disgustaba mi carrera, pero a veces daba la sensación de que era una ciencia artificial, una suerte de invento surgido después de muchas horas de debates intelectuales en algún café.

No me encontraba particularmente mal, de hecho era feliz, muy feliz, sólo que me preocupaban ciertos aspectos del futuro, más cuando escuchaba esos comentarios de mi abuelo como ser: “el futuro se compra en el presente”. No quería hacerme demasiada mala sangre en el momento, ya habría tiempo de pensar, de hablar y de hacer consultas, lo único importante era tratar de ser honesto con uno mismo y de decir realmente lo que uno cree que siente.

Falta de voluntad en el estudio y un poco de desmotivación, temas de los cuales pensaba hablar con Abi, porque si algo bueno tenía ese día era que me iba a encontrar con él a hacer una pequeña caminata filosófica y después tomar un cafecito cerca de su casa.

Fue a las tres de la tardé cuando le toqué timbre y, una vez más, realicé la breve rutina de caminar de un lado al otro de la entrada y ponerme a ver en el cronómetro de mi reloj cuanto tardaría en bajar. Fueron cinco minutos.

Cuando él bajó nos saludamos como siempre, bueno, capaz no como siempre, por ahí él sonreía un poco menos y estaba mas serio. Entre esas preguntas automáticas de ¿cómo estás?-bien-¿qué contás?, me comentó que había empezado a trabajar en una pasantía, y que había renunciado tres días después.

Se había presentado en no se muy bien qué lugar que tenía vinculación con la facultad, para hacer una práctica clínica, pero después de mirarle el currículum le habían sugerido que entrara en investigación, ya que él ya formaba parte de un equipo en la facultad. Abi había insistido en hacer una pasantía clínica, pero al Lunes siguiente, cuando había empezado, de inmediato lo habían mandado a hacer desgrabaciones de conferencias, cosa que no tenía nada que ver con la clínica (además de colocarlo en la posición de “último orejón del tarro” en ese nuevo proyecto de investigación que no había elegido).

- Encima me habían dicho que si iba a seguir en ese proyecto iba a tener que renunciar al equipo del cual ya formaba parte. En el nuevo iba a tener que ganarme todo el derecho de piso de vuelta, a lo cual no le vi sentido. – me contaba él y siguió – encima le comenté a uno de mis compañeros de equipo sobre el proyecto en el que trabajaban los de la pasantía y me dijo que le habían robado la idea. Quería averiguar el nombre del que estaba a cargo del proyecto, pero no se lo quise decir porque también dan clases en mi facultad y los tengo de profesores, no quería meterme en quilombos y que me hagan imposible recibirme.
- Todo un quilombo, ¡ja! Es muy gracioso, deberías escribir algún cuento sobre eso. – le dije.
- ¡Podés escribirlo vos! – me comentaba riéndose.

Para ese momento ya habíamos dado una vuelta a la manzana y decidimos entrar a algo que era parecido a una fonda cerca de su casa y tomamos un café con leche cada uno. Me empezó a hablar de psicología, sociología, psicología social, los prejuicios y la discriminación. Siempre era muy entretenido e interesante escucharlo, le dije que se podía hacer un programa de TV como el que tenía Feinmann, él se río, alegándome que era un poco patético ese programa.

Una cosa que a veces pasaba cuando me encontraba con él, era que por ahí yo tenía ganas de contarle algo o de hablar de un asunto en particular, pero me costaba un poco tener la iniciativa de sacar el tema, y al final terminábamos hablando de algo más filosófico o vinculado con nuestras carreras, temas que si bien eran muy interesantes, hacían que me fuera más difícil hablarle de algo que yo tenía ganas de contarle de antes. Por suerte esto cada vez pasaba menos y pude comentarle lo de la facultad, además el me había preguntado específicamente por ello.

Me contó que era común tener crisis cuando uno estudiaba sociología. Una prima de él estudiaba esa carrera y ya en el ciclo básico de la facultad le habían dicho que era común tener dudas y hacer interrupciones o no estar muy seguro de haber elegido bien por el hecho de que uno al estudiar socio no veía la aplicación práctica de la ciencia al mismo tiempo que la estudiaba. Por más de que fuera algo simple y breve lo que me había dicho, el hecho de escucharlo o de saber que era común sentir eso me había aliviado mucho.

Le avisé que faltaba poco para las cuatro, hora a la cual él me había dicho que tenía que irse al alergista. Como era a dos cuadras de donde estábamos tomando el café y a mí todavía me quedaba bastante tiempo antes de ir a la facultad, acepté acompañarlo. Le iban a hacer algo parecido a picaduras de distintos insectos para ver si era alérgico a alguno (o al menos yo había entendido algo así).

En la sala de espera antes de que lo atendieran nos habíamos puesto a hablar de diversos temas muy distintos entre sí, como para aprovechar bien la oportunidad de vernos y el tiempo, que no era muy abundante.

Como justo él se estaba haciendo estudios, me había surgido la idea de preguntarle por esos test psicotécnicos que a uno le hacen en las entrevistas de trabajo, ese típico examen del dibujo de una persona bajo la lluvia, ¿influía que el paraguas fuera o no fuera dibujado? Primero él se mostró dubitativo pero después me comentó que era posible que hubiera ciertos signos o indicios de cosas, que en general no dibujar el paraguas mostraba la predisposición de uno a enfrentarse a los problemas y dijo algo de la indefensión aprendida. ¿Qué era la “indefensión aprendida”? Me citó un cuento de Jorgito Bucay sobre un elefante que de chiquito lo habían atado del cuello a un árbol, para cuando el elefante ya se encontraba en una edad madura, ni se calentaba en querer escaparse, el condicionamiento de los primeros años lo había convencido de que era imposible. Lo mismo había pasado con el experimento de un perro encerrado en una jaula que cada diez minutos recibía una descarga eléctrica desde el piso: al principio hacía todo lo posible por escaparse, pero luego de bastante tiempo, cuando le habían abierto la puerta, ni se preocupaba por salir, ya se encontraba totalmente resignado. Pensar en las consecuencias de procesos así en personas todavía me produce escalofríos.

El otro tema del cual hablamos fue de un proyecto de espacio en Internet que queríamos crear. Una web que fuera una mezcla de rincón de expresión y pagina de humor, con ensayos irónicos, historietas, videos, chistes y alguna que otra puteada. Él se había acordado del proyecto ahí, porque justo antes yo le había preguntado si conocía una canción de Carla Bruni que le estaba tarareando, a lo cual él me había dicho, burlándose un poco, que lo ideal era grabarme y publicarlo en ese espacio.

Mientras mi amigo se encontraba ya en el consultorio yo aproveché para terminar de leer un capítulo más de Brave New World, novela que tenía que leer para mi curso de inglés. El libro estaba un poco arrugado porque hacía no mucho lo había llevado en la mochila durante un día de lluvia. Saqué mi cuaderno para hacer unas anotaciones de palabras o expresiones que quería buscar en el diccionario.

Al salir, Abi parecía haberse inspirado al verme anotando en el cuaderno, y me recordó una idea que le había surgido a un amigo nuestro, hablando del tema del espacio virtual: teníamos que recolectar frases que parecieran graciosas pero que no tuvieran demasiado sentido, entonces después podíamos pegarlas en distintos lugares (como ser el inodoro de un baño o un banco de la facultad) y que la gente las leyera (este amigo nuestro tenía una impresora en el trabajo con la que podía imprimir textos en papel tipo calcomanía), abajo tenía que estar la dirección de la página de manera que los curiosos se metieran.

Luego de haber arreglado un turno para la siguiente fase de sus estudios, salimos y, mientras lo acompañaba a su casa, él me tiraba un montón de esas frases para usar de slogans y publicidad de nuestra página web. Yo, mientras intentaba sin éxito contener la risa, anotaba algunas de las frases en el celular:

“Para los que leemos y no somos putos.”

“Otro intento vano de escapar de la intrascendencia.”

“Dígale no a las hemorroides.”


Cuando llegamos a la puerta de su casa, él me pidió que después le pasara por mails todas las frases que se nos habían ocurrido. Le pregunté sí no era mejor idea realizar primero la web y recién después armar las frases y difundirlas, a lo cuál él objetaba:

- ¡No! ¡Es primero la publicidad y después el producto! ¡Lo primero que te enseñan en marketing es eso!
- “Lo primero que te enseñan en marketing es eso”, otra buena frase para la web.

Mi amigo se reía.

Mientras yo ya me estaba yendo tranquilo para mi casa, él me había llamado una vez más la atención:

- Tengo otra más: Groucho Marx estaría revolcándose en su tumba.

Sí, definitivamente iba a volver a trabajar. Trabajar y estudiar tenía sus ventajas, la autodiscplina obligatoria, la buena organización, la sensación de ser útil, y por último algo muy importante, la expiación, un mecanismo muy bueno para evitar las culpas. Cuando a uno le va mal en un examen no se siente tan mal si trabaja y estudia, siempre esta ese mecanismo de autodefensa que dice: “bueno, pero también estoy trabajando” (curiosamente mi rendimiento era mejor teniendo menos tiempo y casi no me sentía culpable de ninguna manera).