miércoles, 31 de marzo de 2010

El mundo anda apurado y yo voy a contramano

Me encanta escribir en el blog y leer después los comentarios que hacen. Me gusta desayunar un buen café con leche con azúcar, siempre que está bien hecho es como si se tratara de un postre. Últimamente las canciones que más escucho son de Fito, Calamaro (más que nada la canción: “Pasemos a otro tema”) y Zambayonny. Algunos podrán pensar que Zambayonny es de mal gusto, pero no se puede negar que es graciosamente ingenioso, un muy amigo mío me comentaba que, para él, Zamba era como el “Maiteno de los hombres”. Me cae muy bien Walter, mi profe de alemán, sabe hacer las clases interesantes y le pone mucha onda y ganas, lo único que por ahí les falta a sus clases es un poco más de método: usar más el libro y hacer más ejercicios de gramática, porque una vez nos pasamos toda una clase leyendo información bajada de Wikipedia que había traído un compañero. Me encantan el anime y el manga, el último gran anime que vi fue Death Note, y de los mangas que leí uno que me gustaría recomendar es Video Girl Ai, una suerte de historia romántica pero para varones, escribí un comentario de esa obra que figura en una de las primeras entradas del blog. Un lugar donde la paso muy bien es en la casa de un amigo donde hacemos reuniones, vamos ahí bastante seguido a cenar y a tomar unas cervezas, una vez comimos nachos con guacamole, el guacamole no había salido muy bien (demasiado tomate y limón) pero igual la pasamos lindo.

Últimamente no me puedo concentrar muy bien en escribir. ¿De dónde es que salen las ideas? ¿De dónde salen las ganas para sentarse y ponerse a estudiar? Cuando pienso en un tema para escribir, al poco tiempo cambio de idea y pierdo la constancia, mi carpeta se llena de archivos en puntodoc que no están terminados. Me estoy desorganizando un poco, y el tiempo pasa volando, cada vez que miro mi reloj pasa más o menos media hora. Me siento bien, pero me esta costando un poco expresar y desarrollar mis ideas.

jueves, 18 de marzo de 2010

Lunes 15 de Marzo - Cotidianeidad (véase también: "cotidianidad")

El curso de alemán fue lo mejor. Cuando uno se pasa varios años estudiando en un mismo instituto, llega un punto que es muy probable que uno ya conozca al profesor que le toca durante ese cuatrimestre, capaz no porque a uno ya le hubiera tocado antes, pero es posible que algún compañero lo haya tenido, o se lo haya cruzado en los pasillos o que haya reemplazado al profesor o profesora de turno alguna vez, y eso fue lo que pasó. Había entrado al curso rogando que no me tocara esa profesora tan ploma, que si bien era culta e intelectual y tenía anécdotas y material auxiliar muy interesante, era demasiado exigente y hacía que lo que en un principio fuese un curso interesante, recreativo y copado, pasara a ser algo parecido a esas materias de la facultad que tienen una base atrayente pero no dejan de ser demasiado densas. Por suerte me tocó otro profesor que ya conocía, nunca lo había tenido, pero ya desde mi primer año lo había conocido dando una clase rápida de media hora para gente que estaba interesada en estudiar alemán, además de eso también había sido suplente de una profe mía durante una clase, y me había hecho el test de nivel una vez después de haberle dado una pausa al idioma por unas meses. Él no se acordaba de mí, aunque era de esperar, ya que nunca había sido alumno suyo en un curso.

A partir de cierto nivel, ya en los cursos mas avanzados, los profesores no solamente tienen que conocer bien el idioma, sino que además necesitan tener cierta cultura del país cuya lengua enseñan, ya que no se trata sólo enseñar gramática y pronunciación, sino que a esa altura también es importante explicar los porqués, el motivo por el cual tal palabra se escribe de esa manera y no de otra, la etimología. Antes otro profesor me había dicho: “Si raspamos y buscamos el origen de las palabras podemos encontrar la historia de la cultura occidental”. Un curso prometedor, si le pongo ganas, y estudio con un mínimo de regularidad seguro que voy a poder aprovechar la cursada.

Al salir del instituto fui a pasar un rato a casa, en el medio pasé por algunas librerías, para comprarme cuadernos para la facu y además quería comprarme unas hojas A4 de color amarillo. En el último curso me habían dado una muy buena idea, es más, me la habían hecho aplicar: delante de todo, en la carpeta, teníamos que tener hojas de color en las cuales íbamos a anotar el vocabulario nuevo aprendido durante cada clase, pero nada de traducciones, sólo las palabras en alemán, y tampoco teníamos que escribir las palabras sueltas, sino que esas palabras tenían que estar dentro de una oración, de manera que las aprendíamos en su contexto y no sólo sabíamos su significado, sino también cómo usarlas. Desgraciadamente todavía no pude conseguir hojas de color de ese tamaño que no tuvieran textura y se pudiera escribir, pero sigo en la búsqueda.

Más a la tarde fui a la facultad, fue el regreso desde Diciembre. Un poco triste volver. Si bien muchos dicen que mi facultad es maravillosa, eso es verdad sólo desde el punto de vista de los contenidos, el estado del edificio es bastante lamentable. A veces me pregunto por qué no podemos tener una facultad como la de Derecho o Económicas, a veces me pongo un toque menos ambicioso y digo: ¿Por qué ni siquiera una como la de Medicina? Algunos respondiendo rápido y sin pensar te dicen así de reflejo: “Y bueno, porque son zurdos”, eso es discriminación, señores.

Tuve solamente una clase de dos horas, teórico de Historia Social Latinoamericana. El tipo, que era el titular de la cátedra, se puso a hablar del bicentenario y de las colonias españolas en America Latina, pero me preocupó un poco, porque no fue una charla, no fue un discurso y casi casi ni siquiera una clase, fue como un monólogo. Me asustó. El tipo permanecía en la misma posición, no estaba sentado ni parado, sino que se apoyaba sobre la mesa y, una vez que había empezado, no paraba de hablar, como si se tratara de la voz en off de un documental, y espero que no se lo tome a mal, pero sin las imágenes cuesta un poco seguir lo que estaba diciendo después de veinte minutos. En el medio uno hizo una breve acotación haciendo referencia al concepto de libertad burguesa según Marx, lo cual irritó un poco al profe, porqué según él, había venido a hablar de Latinoamérica, y el flaco le quería cambiar el tema, “lo quería correr”. No se por qué, la gente se vuelve demasiado pasional en las aulas de la Facultad de Sociales, pero bueno, es así y es así. Por suerte al final el profesor volvió a hablar de la materia y habló en términos más didácticos anotando palabras en el pizarrón, dando ejemplos e historias de definiciones.

Volví a casa, no sin antes pasar por alguna librería sin éxito en la búsqueda del papel de color. Pero todavía había tiempo, y era una idea que yo quería aplicar, nadie me apuraba.

Siempre hay un lunes de marzo dónde lo académico empieza, por suerte fue leve, pero es un día importante en el año, porque en general es el fin de las vacaciones, el fin de la joda, y el comienzo del compromiso, del estudio constante.
Una vez un amigo, más grande que yo, me había dicho algo que yo había tardado un poco en comprobar: “No hay nada peor que contarle el argumento de una película que a vos te gustó mucho a alguien que no la vio, y en el fondo, sabés que no la piensa ver”.

martes, 16 de marzo de 2010

Volver al Barrio

Volver al barrio siempre es una huida
casi como enfrentarse a dos espejos
uno que ve de cerca, otro de lejos
en la torpe memoria repetida

la infancia, la que fue, sigue perdida
no eran así los patios, son reflejos
esos niños que juegan ya son viejos
y van con más cautela por la vida

el barrio tiene encanto y lluvia mansa
rieles para un tranvía que descansa
y no irrumpe en la noche ni madruga

si uno busca trocitos de pasado
tal vez se halle a sí mismo ensimismado,
volver al barrio siempre es una fuga

Mario Benedetti

martes, 2 de marzo de 2010

Manuscritos, fines del segundo cuatrimestre del 2009

Lamento no haber podido postear antes, se me estuvo complicando tener acceso a una computadora comoda y poder relajarme y escribir. A partir de la semana que viene todo va a volver a la normalidad y seguramente vuelva con posts menos anacronicos y mas actuales. Desde ya, gracias por su comprensión.

Los quiere mucho,

Bellis Causa.


El verdadero nombre de Armando Barreda:

I

Empezaba la clase en el anfiteatro de Uriburu, Historia del Conocimiento Sociológico I. La clase la daba un tipo joven, bastante gracioso, que si bien a veces era complicado seguirlo, sus clases eran muy divertidas.
- Buenas noches. ¿Hoy vino el de Los Simpsons? Tenía ganas de saludarlo. – comentaba el profe, refiriéndose a un evento de la clase anterior.
Había hecho una pregunta demasiado específica de Los Simpsons, vinculada al capítulo donde Bart compite con el hijo de Flanders en un campeonato de Golf. Ese profe yo lo tenía en los teóricos pero se ve que varios también eran alumnos de los prácticos, por lo que lo veían tres veces por semana en lugar de dos (y hablaban más seguido de los Simpsons).
Después agregó:
- ¿Y alguno ya sabé en cuál capítulo de los Simpsons se ve a los personajes en una trinchera?
Varios tiraron que ese capítulo era el de “Los Peces del Infierno”, otros decían estar seguros de que se trataba del capítulo de “El Limonero de Springfield”. Pero todo eso era muy subjetivo y el capítulo en cuestión había sido el del pasado del director Skinner, como Armando Barreda.
- Así es, el capítulo del director Skinner, que en realidad es Armando Barreda, pero en realidad, para los hiper fanáticos, no es “Armando Barreda” tampoco. El verdadero nombre es… ¡Esta seguro que no se la sabe nadie!
De repente se escucho un grito de fondo:
- ¡¡¡ARMIN TAMZARIAN!!!
El profe se había tapado la cara con la mano, como admitiendo una derrota. Y totalmente sorprendido. Preguntó quién era el que había respondido desde las gradas de arriba, luego de obtener su respuesta agregó:
- Hay un Dios en esta clase… es increíble, al final parece que vengo a esta clase y me siento completo.
Había durado sólo dos minutos pero fue increíble, ese día me sentí, aunque fuera por un tiempo muy breve, uno de los mini ídolos de Sociológico I.

II
Muchos seguramente se preguntarán como puedo ser tan enfermo de saber ese detallecito de Los Simpsons. La historia es bastante simple, fue hace tres años, cuando volvíamos en auto de alguna cena o algo.
Comentabamos ese capítulo sobre “Armando Barreda” y yo había protestado: “¡¿Por qué carajo lo tradujeron como ‘Armando Barreda’?! Seguro que en la versión original en inglés tenía otro nombre”, decía. Otros me respondieron que seguramente tendría un nombre gracioso o típico de algún personaje menor, por lo que si lo dejaban igual, iba a perder el sentido en la versión doblada.
Seguramente en la versión original tenía otro nombre, ni bien me acordé de esa conversación cuando ya estaba en mi casa, decidí averiguar cuál era el verdadero verdadero nombre, cómo se llamaba “Armando Barreda” en la versión yankee.
Teniendo Internet como herramienta no era muy difícil. Gracias a Dios existe Wikipedia, que esta bien, tiene información errónea y a veces puede llegar a ser un tanto negacionista, pero a rasgos generales es información rápida y más o menos convincente. Cuando me enteré del verdadero nombre de Skinner me llevé una sorpresa. Armin Tamzarian, muchos dirán: “un nombre de medio oriente, o árabe”, sí, pero más precisamente es armenio. La inmensa mayoría de los apellidos armenios terminan en “ian”. Mi familia materna es armenia, por eso me había llamado tanto la atención, porque me había enterado que en los Simpsons había un personaje de la cole.
Muchos podrán decir que ese tipo de conocimientos no son muy útiles en la vida, pero al menos ahora el profe de Sociológico I me ubica perfectamente aún sin saber mi nombre, y si bien (a pesar de lo que él decía) saber eso no contribuyó a tener mejores notas en los parciales, siempre que en los ejemplos de las clases el profe hacía una alusión a los Simpsons miraba para donde estaba yo.