sábado, 28 de noviembre de 2009

This is not a love story. This is a story about love.



Acabo de volver del cine. Me gusta de vez en cuando ir a ver una película solo. Tiene sus ventajas: uno puede elegir la película que quiere sin restricciones y en el horario que quiere. La suerte esta vez le tocó a 500 Days of Summer (500 días con ella). ¿Cómo me enteré de la peli? Habrá sido más o menos hace un mes (por ahí hasta menos), estaba caminando por Santa Fé hasta que me topé con el cine Atlas y vi un póster que me había llamado la atención: un chico con una remera blanca estampada con fotos de él con otra chica. El slogan de la peli me había comprado de entrada: “El cree haber encontrado al amor de su vida, ella no”.

El film me atrapó desde que empecé a verlo. Tiene una historia interesante y divertida, aunque tampoco peca de tener algún que otro momento frustrante o triste, más alguna decepción. Me gusto mucho la historia porque es realista. Se centra en temas relacionados con cosas que a cualquiera le pueden pasar, son comunes, y nadie tiene la culpa de eso, simplemente “pasan”.

Les soy sincero, no quiero hablar demasiado de la película. Por un lado porque no soy muy bueno para hacer reseñas sin contar detalles importantes, y por el otro porque me gustaría que fueran y la vieran ustedes mismos. Creo que la frase del póster es el mejor resumen para alguien que todavía no fue a verla.

Sólo puedo decir que desde Eternal Sunshine of the Spotless Mind no veía una película yankee que me gustara tanto. De hecho fue una de las pocas veces que salí de la sala un poco triste de haber ido solo, me dí cuenta de una desventaja importante que no siempre se nota: no tenía con quién comentar la película.

Lo que si puedo hacer es recomendarles reseñas y comentarios del film hechos por otros. Por un lado está la entrada del blog de Daniela, un blog amigo, y por el otro las críticas de la web cinesargentinos.

Entrada en el blog de Daniela

Crítica en Cines Argentinos

Si pueden ir a verla, es ALTAMENTE recomendable.


domingo, 22 de noviembre de 2009

Times are changing

Recuerdo una anécdota que me había contado una abogada de cuando todavía estaba dando el CBC. La profesora de la materia derecho latinoamericano le había preguntado al curso qué tipo de alumno iba a ser un mejor abogado: el que en general aprobaba los parciales con cuatro o el que los aprobaba casi todos con diez. Obviamente todo el curso había respondido que el que aprobaba con diez iba a ser mejor profesional. La profesora les había marcado que estaban todos equivocados, ya que quien se sacaba diez sabía estudiar muy bien, eso no se podía discutir, pero el alumno que aprobaba con cuatro sabía lidiar con situaciones límites, muy típicas en la labor del abogado. La estrategia y la economía son muy importantes en la vida, y no solamente en la de los abogados.

A veces hay que saber entender que los esfuerzos no siempre van a ser recompensados y gente bastante garca no va a recibir nunca su merecido. Creo que el día que asumamos esto vamos a sentirnos más libres, porque recién ahí vamos a poder cambiar un poco la realidad. Con una visión distorsionada del mundo concreto es muy difícil poder cambiarlo, por eso el primer paso es admitir que algunas cosas son como son.

Mi viejo solía citarme a Henrik Ibsen cada vez que yo protestaba por la actitud de algún conocido o comentaba que le tenía bronca a alguien. Una frase de este escritor que a mi viejo tanto le gusta es: “Puede un hombre caerse por la obra de otro, pero si ha de seguir viviendo debe vivir por la suya”. Esto es algo que tengo que admitir que me parece aleccionador y verdadero, pero que sin embargo me resulta muy difícil de aplicar. Me cuesta mucho seguir mi propio camino cuando veo que, en los carriles vecinos, otros con menos esfuerzo logran mejores resultados, o hacen trampa y nadie los sanciona. Es una actitud un poco envidiosa e infantil, puede ser. Y es por eso que quiero cambiar eso de mí.

Hay una novela del romanticismo alemán escrita por Goethe que se llama “Las penas del joven Werther”, un verdadero clásico de la literatura alemana. Si Romeo y Julieta les pareció una historia triste, por favor no lean Werther, ya que se podrían terminar tirando por la ventana. Werther es la representación literaria de la desesperación y de lo deprimente. Es la historia de un suicidio por un amor no correspondido (disculpen si alguno desconocía el final, pero es una novela conocida y lo importante en este caso no es el argumento en sí, sino los detalles).

Una vez leí a un crítico literario decir que un hombre debía de ser un insensible si en ningún momento de su vida, luego de leer esta obra, no pensó que la historia de Werther estaba hecha especialmente para él. Yo justo había leído esta novela en una época complicada de mi vida, por lo que a Werther lo había sentido de una manera bastante cercana (igual, por las dudas, aclaro que cuando había leído la parte donde el protagonista se mata ya había pensado que se había ido al carajo).

Mi duda fue por qué Goethe no podía darle un final esperanzador a su novela, ya que tenía el don de lograr llegar a tantos jóvenes románticos de su tiempo. Estaba claro que Werther era un buen tipo, y es una lastima que haya terminado como terminó. Si él no hubiera muerto, si tan sólo se hubiera dado cuenta de que Lotte no era la única en el mundo y que alguien lo iba a poder apreciar. Si Goethe hubiera hecho que Werther se avivara, entonces mucha gente se hubiera esperanzado. Pero ahora creo que la esperanza es algo que uno tiene que encontrar por uno mismo.

La vida es un juego donde hay que conocer las cosas como son, no hacerse una falsa idea de la realidad. También hay que armar una estrategia, y aunque uno falle tiene que seguir jugando, no ilusionándose creyendo que las cosas son diferentes y pensando en un mundo color rosa, sino aceptando las cosas como son para así poder cambiarlas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

ESTO YA SE HA VISTO

Fueron muchas las cosas que me pasaban por la cabeza mientras escribía la historia que ustedes están por leer: que yo era demasiado naif, que tenía que tener más experiencia de vida y práctica de la escritura para poder escribir una historia así, que antes tenía que escribir otras cosas, que estaba delirando demasiado, que el día estaba lindo allá afuera, que me tenía que afeitar, que tenía que ponerme a estudiar y agarrar el libro de la División del Trabajo Social de Durkheim de una vez, que yo mismo me estaba autoenajenando mientras escribía una historia sobre la autoenajenación.

Quizás no haya descubierto la pólvora, pero llegué a la conclusión de que entre la realidad (que nos permite la inspiración), y el arte (que es producto de la expresión), hay un punto intermedio: la idea (que equivale a la concepción). Entre que vivimos y adquirimos experiencias y luego las plasmamos en una obra artística hay algo en el medio: el hecho de concebir la propia obra sin haberla producido aún, y aquí esta el paso entre la expectativa y la concreción.

Lo que están a punto de leer no es más que el producto de diversas charlas, conceptos, clases, ideas y muchos chistes malos que tuve, hice o viví. No se si habrá cubierto mis expectativas, pero al menos pasó de idea a historia, de concepto a algo concreto. Se me habían ocurrido distintos títulos para este relato: “¡Ay Dios mío!”, “¿Fito o Marx?”, “Dichoso el que tenga un amigo así”. Sin embargo todos estaban sacados de alguna otra parte y ninguno me convencía mucho. Pensé que lo que yo había escrito, ya antes había sido escrito por otros, aunque a su manera. Fue por eso que se me ocurrió otro título, basado en algo que dice George Harrison al final de un capítulo de Los Simpsons. Lo divertido fue que poco después me dí cuenta que esa era la dirección de un blog amigo (saludos a Lu), pero bueno, sólo fortalece la idea.

Damas y Caballeros, con ustedes: Esto ya se ha visto.
nota: el cuento original se lee todo de corrido, pero como nos presenciamos ante un blog, y uno generalmente hace varias cosas, decidí publicarlo con algunas pausas, es decir, en forma de "mini capitulos", de manera que se puede leer de forma pausada.


“Tell me one last thing”, said Harry. “Is this real? Or has this been happening inside my head?”
Dumbledore beamed at him, and his voice sounded loud and Strong in Harry’s ears even though the bright mist was descending again, obscuring his figure.
“Of course it is happening inside your head, Harry, but why on Earth should that mean it is not real?”
HARRY POTTER AND THE DEATHLY HALLOWS

I

Lunes por la tarde. Me acababa de despedir de mis amigos de medicina, que habían dado un final de bioquímica y ya estaban armando los planes para organizar un torneo de Age ni bien dieran el último final importante. No había tenido que caminar mucho para ir a la clase de Sociológico, ya que el aula estaba fuera de mi facultad y sólo tenía que cruzar una calle.

Al aula le decían “el estadio”, porque tenía la forma de un anfiteatro, con gradas, y la mesa del profesor bien en el centro de todo. Había llegado bien puntual: diecinueve horas bien justito. Me sorprendí bastante cuando vi que, aparte de mí, sólo había tres o cuatro personas más en toda el aula. ¿No había llegado la profe?

La profe que nos iba a hablar de Monstequieu era la misma que yo tenía en las clases prácticas. Era un tanto extraña, es difícil de describir, no era fea, pero era muy distinta a la gente común, sin que de ninguna manera fuera una loca o una freak. ¿Cómo podría explicarlo? Me costaba mucho imaginármela fuera del contexto académico, quiero decir que parecía alguien que daba clases continuamente, que uno salía del aula y ella quedaba ahí, esperando hasta la semana siguiente. No me la imaginaba enojándose, discutiendo con la familia o yendo de compras, parecía un ser que sólo daba clases.

Pasaron cinco, diez minutos, y venía gente pero era muy poca, suficiente como para creer que éramos unos pocos que habíamos faltado a la clase anterior y no nos habíamos enterado de que la profesora al final no venía y la clase se había suspendido Al lado mío estaba sentada una chica de pelo castaño oscuro, un poco pálida, con una campera de jeans y un colgante de esos de piedras que creo que se pueden comprar en Plaza Francia. Estaba leyendo un libro que habían pedido para las clases prácticas.

- Disculpa, una pregunta. – le dije, buscando empezar una charla haciendo las típicas preguntas que en el fondo uno ya sabe, pero las hace igual para empezar una conversación. – ¿Esa es La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo de Weber?
- Sí. – me dijo mostrándome la tapa del libro.
- Ah, ¿Y cuanto te salió?
- Doce pesos, en la librería de acá enfrente.
- Ah, che, ¿Es muy complicado? Porque yo estuve leyendo otro texto y era bastante plomo, no sabía si terminaba subrayando lo que era importante o lo que había entendido.
- Mira, por lo que estoy leyendo ahora es bastante entendible, aparte es mucho más corto que El Suicidio y no tiene tantos ejemplos que te hacen perder la idea de vista.

Tenía una voz muy finita, muy de nena, pero femenina, igual después de decir eso enseguida volvió a su lectura sin prestarme demasiada atención. Era embolante, el tiempo pasaba y todo en silencio, hasta que decidí romperlo de vuelta con lo primero que se me viniera a la mente:

- Lo bueno de llegar temprano es que te podés sentar donde querés.

No había dicho nada que fuera una gran ciencia, de hecho, había dicho la más obvia de las cosas. Definitivamente soy de terror para hablar de cosas simples con gente que no conozco. Ella apenas me había mirado y había hecho un gesto como que sí, o al menos que había entendido lo que yo había dicho.

Al poco tiempo ella metió el libro y el cuaderno en su mochila y se fue, sin saludar, ni decir que volvía enseguida ni nada. Ya eran y quince, y la profe todavía no llegaba. En el aula éramos unos pocos más que cuando yo recién había llegado, pero seguíamos siendo pocos.

No se como pasó. Fue raro, porque fue muy rápido pero tan gradual que me costó percibirlo, como cuando uno se queda dormido. Todo había empezado a oscurecerse y las siluetas de todas las demás personas en el salón iban deformándose y desapareciendo. De repente me había dado cuenta que todo estaba oscuro salvo yo. Estaba en la oscuridad pero podía ver mis brazos y el resto de mi cuerpo como si hubiera luz. A su vez me asusté al darme cuenta de algo: ¡Estaba sentado en el medio de la nada! Ni bien me percaté de esto me puse de pie (cosa también extraña, ¿Sobre qué estaba parado?). Fue justo en ese momento cuando escuché una voz, cosa que me había sobresaltado y aliviado al mismo tiempo:

- Jojojo… se dice que a un hombre listo se le ocurrió una vez la idea de que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar por la fuerza de la gravedad, y, desde que los demás hombres le creyeron a este, empezaron a ahogarse, sólo por el hecho de creer en esa idea.
- ¿Vos quién sos? – le pregunté yo, con cierta desconfianza y extrañeza, sabía que estaba ahí, sabía dónde estaba pero no podía verlo. Era como que no lo veía pero sentía que lo estaba viendo, o como que lo estaba viendo pero sentía que no lo veía. Algo estaba como alternado, lo percibía pero de una manera diferente a la cual uno percibe cualquier otra cosa.
- Y… ¿Vos quién creés?
- No se, ni idea, te presentás con una frase sabia, parecés alguien con mucha experiencia de vida, además de que de alguna forma siento una cierta aura optimista y muy positiva, el simple hecho de saber que estás ahí, aunque no sepa quién sos, me pone de buen humor. ¿Sos Fito?

II

- ¿Vos quién sos? – le pregunté yo, con cierta desconfianza y extrañeza, sabía que estaba ahí, sabía dónde estaba pero no podía verlo. Era como que no lo veía pero sentía que lo estaba viendo, o como que lo estaba viendo pero sentía que no lo veía. Algo estaba como alternado, lo percibía pero de una manera diferente a la cual uno percibe cualquier otra cosa.
- Y… ¿Vos quién creés?
- No se, ni idea, te presentás con una frase sabia, parecés alguien con mucha experiencia de vida, además de que de alguna forma siento una cierta aura optimista y muy positiva, el simple hecho de saber que estás ahí, aunque no sepa quién sos, me pone de buen humor. ¿Sos Fito?
- Jajajajajajaja, bueno, bueno, tampoco es para tanto…
- Ah… entonces sos ése.
- Exijo más respeto, yo también soy artista, a mi manera, aunque muchos de ustedes no me lo quieran reconocer, o hasta desprecien mi propia obra, de la cual ustedes forman parte.
- No es así, hay una interdependencia, el mundo existe, es verdad, pero la forma que le damos al mundo depende únicamente de nosotros. Se nos dio un mundo, o mejor dicho, nos encontramos en él, y nosotros le dimos la forma de un mundo que te necesita. No importa si existís o no, ya lo decía Napoleón: la verdad o falsedad de tu existencia no tiene absolutamente ninguna importancia, lo que si importa es que tu concepto tenía una aplicación práctica y era muy útil para mantener el orden, y si me permitís agregar una cosa más, el conformismo.
- Ustedes son libres, no es lo mismo lo que muchos hombres digan de mí que lo que yo soy realmente, así como no es lo mismo el concepto que vos tenés de vos mismo y lo que vos realmente sos.
- Estoy de acuerdo, podríamos decir que no tenés por qué ser aquel del cual nos hablaban en el colegio. Podés no tener nada que ver con la idea que te tenemos, pero aún así, no podemos dar cuenta de que exista algo más allá de nuestra percepción.
- Me hacés pensar. Es verdad. Ustedes los hombres no pueden dar cuenta de aquello que no perciben directamente y aquello que no pueden captar de manera clara y directa por medio de los sentidos tienen que representarlo a su manera.
- Si, por eso yo siempre pensé que creer en vos o no creer es algo totalmente independiente del razonamiento, es simplemente tomar una postura a priori, no se puede probar algo sin experiencia, pero a la vez la fe y las creencias a priori no tienen que estar necesariamente vinculadas a la religión, diariamente creemos un montón de cosas que los demás nos dicen. ¿Cuantas historias y anécdotas, que podríamos poner en duda, las creemos sin haberlas vivido o presenciado?
- Ahí me gusta más por donde viene el pensamiento. Sobre esto hay dos cosas que quiero agregar. La primera es que la lógica esta limitada, ustedes las propias personas llegaron a demostrar que hay cosas que no se pueden resolver, y no te estoy hablando de sí existe la amistad entre el hombre y la mujer o si te gustan más las rubias o las morochas. Te estoy hablando de cosas estrictamente lógicas que desde la propia lógica teórica no se pueden resolver.
- ¿Cómo qué por ejemplo?
- Y… por ejemplo: si yo te digo “te estoy mintiendo”: ¿Eso es verdadero o es falso? No es ninguna de las dos cosas, porque si es verdad lo que yo te estoy diciendo, es decir que te miento, entonces no mentiría al decirte que te estoy mintiendo sino que te estaría diciendo la verdad, lo cual es una contradicción. Al mismo tiempo si fuera mentira que estoy mintiendo, estaría diciendo la verdad, y entonces sería verdad que te estoy mintiendo, pero si yo te digo que te estoy mintiendo y eso es verdad, entonces no te estaría mintiendo. Después tenés miles de ejemplos parecidos pero que en el fondo consisten en lo mismo, por ejemplo: en un pueblo había un peluquero que se encargaba de cortarles el pelo a todos los hombres que no se cortaran el pelo a sí mismos, y solamente a ellos. La pregunta, o el dilema, es: ese peluquero, ¿se cortaba el pelo a sí mismo o no?
- A la mierda, me re cagaste con eso, no sabía que la lógica tuviera ese tipo de limitaciones. ¿Y la otra cosa que querías agregar cual era?
- Es que los ateos se jactan de que las explicaciones acerca de mi existencia, así como mis representaciones, son demasiado humanas, muy propias del hombre y no de algo que esté más allá, pero se olvidan que las explicaciones científicas también son humanas, también están limitadas. Es cierto que gracias a la ciencia y a su aplicación, la humanidad ha visto ciertos progresos, pero en cuanto a la explicación de la realidad, del ser, sólo nos encontramos ante teorías, teorías, que es cierto, son mas complejas y convincentes que las de hace mil años en distintos textos sagrados de las diferentes religiones, pero eso es simplemente parte de la evolución. Lo más seguro es que en el futuro la gente se ría de las creencias científicas que hoy están en vigencia.
- De todas formas yo creo que el mejor argumento que tienen en tu defensa es que no hay forma de probar que algo no existe.
- Es verdad, nunca se va a poder probar que algo no existe, pero hoy por hoy tampoco se puede probar por qué la cosas que existen, existen. Cada cual a su manera le intenta encontrar una explicación a esto, y por más atea que fuese no deja de ser humana y subjetiva, e incluso limitada. Algunos pensadores, dándose cuenta que al menos en su tiempo buscar una explicación de ciertos aspectos de la realidad no era más que meterse en un circulo vicioso, prefirieron analizar esos mismos aspectos pero sin preocuparse por su origen, ver como funcionaba la realidad partiendo de la base de que ésta simplemente existía, dejando de lado el problema de cómo se había originado. Un muy buen ejemplo de esto son las películas de Terminator, especialmente la dos. Si te fijas bien, al final de Terminator uno, una parte del Cyborg, su mano derecha, no se destruye y en la segunda parte, El Juicio Final, los científicos de la película estudian esa misma mano, aparentemente de una tecnología muy superior y avanzada, pero si prestás atención bien, te das cuenta de que en la película no se hace mucho énfasis sobre la construcción de la mano en sí, sino que se la estudia en tanto que la mano es, no en cómo se había originado. Hay muy buenos ejemplos de este tipo en el cine yankee, es muy marxista en cierto sentido.
- ¿Marxista? Yo pensaba que algo hecho en Estados Unidos, y en Hollywood en particular, no podía de ninguna manera ser marxista.
- Si, eso es lo que parece indicar el sentido común, pero si te deshacés de los prejuicios y lo analizás bien en su raíz te vas a dar cuenta de que tiene sentido. ¿Acaso no se trata de ir de la Tierra al Cielo y no del Cielo a la Tierra? Desde ese punto de vista, si bien tiene una función comercial y conservadora muy importante, me parece mucho más marxista el cine yankee que muchas películas de Asia o Europa del Este que sólo entienden unos pocos y están dirigidas a una elite intelectual. Después hablan de “el Arte para el Pueblo”…
- Mhhh… me cuesta decidirme, películas como “Sr, y Sra. Smith” me parecieron una mierda por donde se las mire, pero al mismo tiempo tampoco me gustó para nada la película italiana “La Ventana de Enfrente”.
- Es porque te estas yendo a los extremos, de eso no te estoy hablando. Es obvio que cualquier película aceptable tiene que tener al menos algo que decir, algo que expresar, si no, no es arte, es un oportunismo para hacer plata. Ahora, sobre la película italiana que nombrás, no te puedo hablar porque no me la miré, así que no se cual es el caso.
- ¿Qué hace Marx ahora? Mi profesor de catequesis en el secundario decía que era una persona de bien y que muy posiblemente estaría en el cielo, pero que estaba equivocado y que sus ideas eran erróneas.
- ¡¿Pero a vos quién te dio clases de religión?! ¡¿Marchevicchi?!
- Si, si, ¿Lo ubicás? Yo no estaba muy de acuerdo con él, pero al menos era coherente con lo que pensaba y a la gente que es coherente con lo que piensa hay que respetarla.
- Se… el que es buena persona pero esta en el error es él, en realidad.
- Jajaja, sí… pero decíme, ¿Qué hace Marx ahora?
- Eso es algo confidencial, no puedo decirle a qué se dedican los muertos a una persona que todavía no se murió porque eso podría alterar las conductas racionales en el mundo de los vivos.
- Que amargo, pero al fin y al cabo, no tengo por qué creer que sos Dios, podés ser cualquier persona muy culta y entendida en la Filosofía y la cultura general que sólo quiere hacerme una mala pasada. Probáme que sos Dios y que esto no es un Truman Show.
- ¿En serio querés que te lo pruebe? ¡Puedo mostrarse eso que vos sabés muy bien que nunca te gustaría ver!
- ¡No! ¡Pará! ¡No seas hijo de puta!

Un rayo amarillo había caído desde lo alto sobre mí, pero por suerte no había sentido dolor, solamente me sentía un poco mareado y presionado, a mi alrededor veía una especie de lluvia muy rápida de vidrios luminosos. Todo eso duró sólo unos breves segundos. Ya no estábamos solos. Ella estaba ahí.

III

Un rayo amarillo había caído desde lo alto sobre mí, pero por suerte no había sentido dolor, solamente me sentía un poco mareado y presionado, a mi alrededor veía una especie de lluvia muy rápida de vidrios luminosos. Todo eso duró sólo unos breves segundos. Ya no estábamos solos. Ella estaba ahí.

Por suerte, Él había tenido piedad, había demostrado que sabía muy bien lo que no quería ver, pero al mismo tiempo se había mostrado compasivo. Me había demostrado que existía, me había demostrado que sabía cual era mi mayor temor que nunca le había contado a nadie, pero aún así no había hecho nada, simplemente lo había rosado, había amagado muy astutamente.

Ella estaba igual que la última vez que la había visto, haciéndome acordar que era así como la había visto la última vez y que a medida que habían pasado los meses mi recuerdo se había ido deformando. Su pelo de color castaño rojizo seguía ocupando mucho volumen, como siempre, todavía reconocía esos ojos que de lejos no sabía de qué color eran y de cerca siempre me terminaba dando cuenta de que eran verdes. Estaba toda colorada, como suelen ponerse las personas rosadas cuando hace mucho calor. Lo único llamativo, aunque no sobresaltaba para nada en una situación que ya de por sí era muy bizarra, era que llevaba puesto un vestido blanco de novia. Ni bien se percató de que yo me había dado cuenta de su presencia abrió la boca para decir algo:

- Ehm… yo soy la prueba fehaciente de la existencia de Dios.- pronunció eso, luego hizo una pausa y continuó - No se… no entiendo muy bien cuál es mi papel acá.

Parecía confundida y hastiada, como cualquier persona a la cual sacaran del lugar donde estaba y la metieran en cualquier otro. Ahí fue cuando habló Dios…

- Justamente ese, mostrarle a Martincito, que existo y que soy omnipotente.
- Ya veo, están al re pedo ustedes dos… - respondió ella - Además sos un hinchapelotas me sacaste justo en mi mejor momento, estaba comiendo helado de tramontana y viendo tele con las chiquis, ¿Y aparte qué es esto que tengo puesto? ¡Me ven Coti y Yani con esto y se me cagan de risa en la cara!

Estaba contento por volverla a ver, pero a la vez era medio incomodo que ella estuviera de mal humor porque la hubiéramos interrumpido con algo.

- Si me disculpan me gustaría volverme. – Dijo, ella – tengo cosas que hacer, en otro momento los veo, chicos.
- Okay, okay – Dijo el Dios – ¿Vos, Martín, hay algo que quisieras comentar? Mira, que ya se va, y vos sabés que no la ves muy seguido.
- En realidad, sí, hay algo que me gustaría decirte, Rou. – Fue la primera vez que hablé desde que ella había aparecido.
- Si, decíme.
- La última vez que nos vimos, fue bastante breve, habíamos ido a esa muestra y enseguida te habías ido. Un día de estos, cuando se terminen los parciales estaría bueno encontrarnos a tomar algo y hablar de la vida.
- Dale. – me respondió ella, y enseguida se fue desvaneciendo en la oscuridad como cuando se apaga un televisor plasma, que la pantalla se va oscureciendo de a poco.

Me deprimí un poco, tenía ganás de volver a verla, pero no así, no de manera tan breve y de tan mala gana. Estaba en un estado un poco masoquista y fue por eso que quise alargar un poco su presencia, al menos preguntando sobre ella. Y eso fue lo que hice.

- ¿Cómo hiciste para traerla? Quiero decir: ¿Ella sabía sobre vos? ¿Ya se conocían?
- En realidad no, de hecho ni creía en mí y me voy a asegurar de que no lo vuelva a hacer. Simplemente la llamé y le pedí que por favor viniera un rato a presenciar esta charla, sólo para demostrarte que yo era yo. Ella accedió, pero en realidad no tenía ninguna otra alternativa.
- Pero ahora que te percibió, que tuvo contacto con vos, ella ya esta segura de que vos sos, de que existís, ¿Se lo contará a los demás? Dudo que le crean, pero, sería muy bizarro, aparte el vestido. ¿Dónde está ella ahora? ¿Qué es lo que va hacer?
- Está en su casa, y no va a hacer absolutamente nada, porque ni ella ni las amigas se acuerdan de su corta ausencia. Para ellas es como si no hubiera pasado absolutamente nada.
- ¿Qué fue exactamente lo que hiciste cuando la mandaste de vuelta a la casa?
- Como generalmente no hablo de estas cosas no me encargué de ponerle un nombre a “lo que hice”, pero podríamos llamarlo “función reset”. Es como cuando dibujás en el Paintbrush o escribís en Word, que te mandaste una cagada y podés usar el comando “Edición-Deshacer”, es exactamente lo mismo: dí un par de pasitos hacía atrás y deje las cosas allá como cuando estaban antes de mi visita.
- ¡Que interesante! ¿Y vos siempre te encargás de intervenir de esa forma?
- Si, no, mas o menos… No siempre me encargo de intervenir de esa manera, ni tampoco soy el único que realiza eso. Al principio sí, porque en sus comienzos el universo era muchísimo menos complejo, pero a medida que se fue desarrollando, capacité especialmente a un equipo de ángeles ingenieros para que se encarguen de muchas de las tareas mas sencillas y de menor calibre, pero no por eso menos importantes. El tema es que hay que estar siempre supervisándolos, porque suelen mandarse cagadas de vez en cuando.
- ¿Cagadas como cuales?
- Es difícil de explicar pero en unos términos más simples, porque no es exactamente así, digamos que a veces se olvidan de limpiar el trabajo que hacen y eso suele generar algunas incoherencias en la realidad, como que se desvíe la supuesta cronología de algunos hechos o se mezclen realidades alternativas.
- ¿Me podrías dar algún ejemplo tangible?
- Bah, supongo que nadie te creería si se lo contaras a los demás así que te lo digo. ¿Vos viste que hay personas que muchas veces te dicen ”amigo” sin que vos los conozcas siquiera? Bueno, esto se debe a una ruptura en el espacio y el tiempo que por suerte ya fue corregida, pero ese detallecito quedó. Resulta que hubo una especie de hueco que produjo que algunos habitantes de un futuro alternativo terminaran por error en esta realidad. En ese universo paralelo, corrientes herederas del socialismo habían triunfado y tomado el poder, vivían en “Una Sociedad de Amigos”, y es por eso que todos se consideraban así, y bueno, si bien ese problema fue rápidamente solucionado el término se difundió muy rápidamente y así quedo.
- En serio, la verdad que ni me lo hubiera imaginado. – Otra cosa que decirle sobre eso no se me ocurría. – Che, ¿No te parece hermosa Roma?
- Mh… Es bonita, sí, pero tampoco es para tanto, no es Angelina Jolie, por decirte una que esta buenísima.
- ¿Angelina Jolie? La verdad que no entiendo porque la nombran tanto, puede ser una excelente actriz, y no es fea, pero la verdad no me parece que sea una mujer particularmente linda, a mi me gustan las mujeres que se nota que son mujeres. La Jolie en ese sentido es muy… no sé, parece una persona producida en el mercado para ver como reacciona el público. No se, entiendo que a algunos les puede gustar, pero no me parece alguien como para poner de referente.
- ¿O sea que vos la preferís a Jennifer Aniston?
- Claro, para mí es mucho mas linda.
- Nah, pero es re común. Angelina tiene mucha mas personalidad, y aparte tiene unos labios re sexies.
- Por eso me gusta más Jennifer que Angelina, es mucho más terrenal, más humana, más cercana a nosotros, a la realidad, más “marxista”.
- Bueno, está bien, en realidad no es un tema que me importe mucho. De todas formas no entiendo por qué hablás y defendés tanto a una chica que en realidad no siente nada especial por vos.

Me había dado con un hacha, eso había dolido, pero estaba convencido de que no quería creer que lo que Él decía era cierto por más de que lo fuera. Y simplemente me salió preguntarle por mero reflejo:

- ¿Por?

IV

Me había dado con un hacha, eso había dolido, pero estaba convencido de que no quería creer que lo que Él decía era cierto por más de que lo fuera. Y simplemente me salió preguntarle por mero reflejo:

- ¿Por?
- Baja a la tierra, Martín, y prestále atención a los hechos concretos en lugar de vivir en ese mundo de fantasía donde todo es complicado ahora, pero enseguida va a ser perfecto sin intervenir de ninguna manera y sólo teniendo paciencia. ¿Cuánto hacía que no la veías? ¿cuatro meses? La mina no es que no viene para el centro nunca, viene varias veces por semana, si quisiera verte podría hacerlo, no tiene ningún impedimento.

Me encontraba desarmado, ya ni siquiera me estaba mostrando la realidad, me decía algo que yo reconocía, algo que no podía verse de otra forma. No tenía nada más que decir, hasta que Él rompió el silencio.

- ¿En que pensás?
- ¡Mierda! Es un bajón, me gustaría hacer lo mismo que ella, así como esa vez que ella me dijo de ir al museo y cuando fuimos vio tres cuadros y ni bien salimos de ahí le dije de ir a tomar algo y ella me dijo que no y se fue, a mí me gustaría hacer eso mismo con mis responsabilidades. “Disculpe profe, no me banco su clase, así que si me disculpa, me retiro”.
- Se puede hacer eso, pero si lo hacés no ganás nada y al contrario te perjudicás vos. Salvo que se traten de ideas copadas, cosa que muy raramente suele pasar, no hay que darle mucha bola a lo primero que se te viene a la mente cuando uno esta en caliente.
- Es un bajón, es difícil conocer alguien así, una persona que concilie el peronismo y el buen gusto, además es muy inteligente e interesante. Es como una Leni Riefenstahl, pero socialista, o como una de las divinas, pero pensante.
- ¿Por qué decís que es muy inteligente?
- Porque es genial, siempre que hablo con ella y estoy absolutamente convencido de algo, ella termina haciendo que me quede con mis dudas. Es muy buena argumentando y es casi imposible convencerla de algo, y no es que sea testaruda o cerrada, simplemente siempre tiene los argumentos precisos. Cuando charlo con ella siempre termino aprendiendo algo nuevo o mirando de una manera distinta lo que ya sé.
- Vos mismo me habías dicho que a mí se me usaba para justificar el orden dado y el conformismo, pero ¿No te das cuesta que te estás alienando a vos mismo? ¿Te das cuenta de que eso que vos decías se puede hacer sin la religión? Hay formas terrenales de alienarse y abstraer la realidad. Estás evitando el cambio con eso, todo es una excusa para no moverte.
- Es muy facil decirlo, pero la verdad es que es difícil encontrar a alguien así, el solo hecho de pensar en ella es mucho mejor que estar en la vida real con otras. Hay mucha gente mediocre dando vueltas, pareciera que a ella no la conocieras.
- Justamente porque la conozco es porque te lo digo, la conozco perfectamente, al igual que al resto de las personas, y por eso te estoy diciendo: queda mucha gente interesante todavía. Lo que vos estás diciendo no es más que una expresión perfecta de tu alienación y encierro. Es verdad que es duro, y hasta desde tu punto de vista injusto, pero es así. No es que quiera bajonearte, simplemente tenés que deshacerte de esa posible felicidad ilusoria, de ese falso objetivo, para que una vez hecho esto puedás ver las cosas como son, o mejor dicho, no engañarte a vos mismo concientemente, y de esta manera lograr una felicidad en un objetivo real. Te gustan mucho Marx y Fito, pero no les prestás atención.

Volvió a haber silencio, sentí algo que no había sentido desde que era muy chico: la sensación de que me estaban retando teniendo razón, pero sin querer yo admitirlo. La sensación de tener que aceptar un poco resignada y otro poco tímidamente los argumentos del otro. Después de un relativamente prolongado silencio decidí hablar:

V

Volvió a haber silencio, sentí algo que no había sentido desde que era muy chico: la sensación de que me estaban retando teniendo razón, pero sin querer yo admitirlo. La sensación de tener que aceptar un poco resignada y otro poco tímidamente los argumentos del otro. Después de un relativamente prolongado silencio decidí hablar:

- Hace un tiempo, le había hablado de Rou a una conocida mía, bastante más grande que yo. Me había dicho que en el caso de que Rou no me diera pelota no tenía por qué preocuparme. “Él te tiene preparada alguien mejor”, decía. Si te soy bien directo, cuando me había dicho eso, me generó un gran rechazo, por no decirte que por poco no vomito. Por un lado porque me parecía una verdadera ignorancia y falta de respeto considerar que era tan fácil encontrar a alguien que fuera mejor que Ro, por el otro porque me parecía una actitud sumamente conformista, bueno tengo que admitirlo una actitud muy parecida a la mía pero por el otro lado, muy de sentarse y de esperar, de estar muy seguro de que algo de lo cual no se tienen garantías, y que se piensa que va a suceder de todas formas, sin que uno actúe. Ahora que te veo es imposible no preguntártelo: ¿Es verdad que me tenés preparada a alguien?
- ¡Ja! Pregunta y pregunta el señor, parece un nene. Me hacen sentir un profesor de la facultad que nunca dice que está harto de que le pregunten siempre lo mismo, sino que simplemente esta obligado a responder. Como seguramente después me vas a hacer la pregunta del rigor, de por qué yo permití el mal en el mundo, voy a responderte con una sola cosa, ya que la raíz es básicamente la misma: Mi existencia está en un plano totalmente diferente a la de ustedes. No es así exactamente pero para que te puedas hacer una idea yo existo en un nivel diferente a vos de la misma forma en que vos existís en un plano diferente a las cosas que vos podes imaginar, que te podes representar mentalmente. Y aún así vos no tenés un control pleno de lo que pensás. El bien y el mal son una invención meramente humana, en un principio no existían, a pesar de que escrituras de las religiones sagradas, que son interpretaciones de los hombres, digan lo contario. Con el paso del tiempo el hombre empezó a preferir ciertas sensaciones por sobre otras, que más tarde terminaría evitando, así fue como surgieron los conceptos del bien y el mal, siendo el bien todo lo que se deseaba más y el mal lo menos deseado que luego se convertiría en lo menos deseable. ¿Por qué no intervengo? Por una sencillísima razón, porque todos los males, de los cuales usualmente hablan, son males que son producidos por ustedes mismos, el propio mal es un concepto humano, entonces si ustedes lo generaron, la naturaleza del mal es de tal índole que ustedes mismos pueden resolverlo. Yo me ocupo de resolver problemas, y continuamente, pero problemas del tipo del que te conté antes, cosas que justamente, como están bien resueltas, ustedes ni las notan. En cuanto a los problemas terrenales, pueden encontrar perfectamente soluciones terrenales, y es inapropiado que en esos casos yo intervenga.
- Entonces existís pero es como si no existieras.
- Eso depende mucho de cómo lo mires. Si observo las conductas y pensamientos que tienen algunas personas muy religiosas, podría decir también exactamente lo opuesto: no existo pero es como si existiera, porque el concepto que ellos tienen de mí es tal que guía sus formas de actuar, pensar y de sentir, pero no tiene casi absolutamente nada que ver con lo que yo soy realmente. Te repito, tienen una imagen muy humana de mí, y esa imagen es la que los ateos rechazan, la imagen de un padre o de una suerte de rey, un artista o un ingeniero, aunque estas últimas sean quizás un poco más acertadas.
- ¿Entonces cual sería el concepto correcto sobre vos?
- Te lo repito, hay cosas que en tu condición de vivo no podrías entender, puedo simplificarte las cosas, pero con eso lo que te estaría explicando ya no tendría tanto que ver con las cosas como realmente son. Te podría responder con que imagen me siento más representado, pero también eso sería relativo, porque sería una respuesta vinculada a un ahora y a un acá. No existen en ningún orden leyes universales y absolutas, todo se desarrolla y cambia, y eso hasta algunos de ustedes lo descubrieron, nada es para siempre, pero al mismo tiempo nada deja de existir, porque la no existencia sería justamente algo estático. Se dice que todo lo que existe merece perecer, pero perecer no implica dejar de existir, sino simplemente cambiar, ser otra cosa, y al final de todo, volver al principio. ¿Vos llegaste a ver la película “Doctor Patch Adams”?
- Si.
- Bueno, acá y ahora, yo sería nada más ni nada menos que el concepto que el personaje de Robin Williams tenía del médico, soy simplemente un amigo que sabe mucho.
- ¡Ja!

Sentí que los dos nos sonreímos, o al menos yo me sonreí. A Él no podía verlo, o por lo menos, tenía esa percepción distorsionada en la cual sabía que estaba ahí pero no podía verlo en detalle o saber cuál era exactamente esa imagen que estaba viendo, de todas formas podía sentir una sonrisa, desde mi lugar de percepción, puramente humana. Sentí que se iba acercando nuestra despedida.

VI

Sentí que los dos nos sonreímos, o al menos yo me sonreí. A Él no podía verlo, o por lo menos, tenía esa percepción distorsionada en la cual sabía que estaba ahí pero no podía verlo en detalle o saber cuál era exactamente esa imagen que estaba viendo, de todas formas podía sentir una sonrisa, desde mi lugar de percepción, puramente humana. Sentí que se iba acercando nuestra despedida.

- Bueno. – dijo Él, rompiendo otra vez más el silencio. – creo que no queda otro tema que tratar y además es hora de volver a las responsabilidades, a las cosas bien concretas.
- Pienso lo mismo, en este momento siento que pasó algo muy interesante y copado, pero al mismo tiempo estoy esperando que termine para después contarlo, o por lo menos para poder reflexionar sobre eso.
- Esta muy bien, aunque no cambiaria nada si lo contaras o no, la gente pensaría que estás loco.
- Si, pero esas cosas ya las piensan sin que cuente nada tan copado como esto. Por otro lado, hay algo que quisiera marcar, recién dijiste que no existen leyes universales y absolutas, pero creo que en eso estás equivocado.
- Ah, ¿si?, ¿Por qué?
- Existen por lo menos dos, si estás diciendo que no existen leyes absolutas, ¿No sería esa una ley absoluta? Caemos en el mismo juego del peluquero y del tipo que dice que está mintiendo, por eso yo creo que hay algunas verdades absolutas, por lo menos dos. Para no caer en la contradicción, la primera ley absoluta es que no existen leyes absolutas exceptuando esa y otra más.
- Jajaja, muy bien, ¿Y cual es la segunda?
- La segunda ley es que nadie es perfecto, vos también tendrás lo tuyo, corazón.

Ni bien había terminado de pronunciar la palabra “corazón”, me había escuchado a mi mismo de una manera diferente, como si hubiera hablado demasiado fuerte pero sin llegar a gritar. Me había percatado de que todo estaba totalmente oscuro, pero de la manera normal, sin haber nadie más que fuera especial allí. Enseguida me había dado cuenta de que tenía los ojos cerrados y los abrí. Estaba de vuelta en la clase, aunque esta vez el aula estaba llena y la profe ya estaba diciendo qué leer para la próxima. La clase ya se había terminado y todos guardaban sus cosas. Parecía que nadie se había percatado de que me había quedado dormido (¿Pero había sido eso realmente lo que había pasado?). Sentía una vergüenza rara, de esa que uno siente cuando acaba de hacer algo ridículo pero por suerte nadie se dio cuenta.

Antes de guardarlo, abrí mi cuaderno y vi algo que me llamó la atención, estaba apuntado. Todo lo que aparentemente se había dado en esa clase estaba escrito, bastante bien, de manera bastante completa y con mi propia letra (hasta tenía los típicos garabatos que hacía en los márgenes).

Después de terminar la clase y salir del aula, caminando por Santa Fe, llamé a casa. Mi vieja había atendido. Le dije que esa noche quería cocinar yo. Ella me dijo que era mejor así, ya que iba a ser una buena compensación por haber aplastado las empanadas que ella había preparado sin darme cuenta (Sin saber que eran empanadas, había puesto encima un bowl de pirex con gelatina). Justo mientras me despedía de mi vieja por teléfono alguien me dio unas palmadas bien rápidas en el hombro. Cuando mire a mi costado me dí cuenta de quién estaba ahí, cruzada de brazos y mirando levemente para arriba, como mostrando una sobreactuada indignación. Era la chica pálida de pelo castaño oscuro, con la que había hablado brevemente antes de que la clase hubiera empezado.

- Me hiciste correr. – me dijo ella, - pensé que habías desaparecido, te fuiste re rápido del aula.