domingo, 26 de julio de 2009

El Blog

“Nadie, excepto los que ya me conocen, debería saber mi nombre”
BenX, película belga del 2007
Últimamente estoy abriendo y cerrando mucho la ventana del word sin escribir nada que considere publicable. No se si eso en algún punto sea algo positivo, dicen que la felicidad es enemiga de la creatividad, de manera que si no se me ocurre nada, quizás sea porque no me siento tan mal.

El blog es uno de los pocos usos productivos que se le pueden dar a Internet. Uno puede expresarse, dar a conocer sus gustos, pensamientos y opiniones, de hecho, muchas veces que hablo de películas o libros, lo hago porque siento que tengo el deber de difundir las cosas que me gustan, de hacerles una buena propaganda.

Un espacio para la creatividad, una especie de revista sobre uno mismo y su entorno, una oportunidad de decir “acá estoy” en un mundo virtual, eso es el blog, donde se puede ser como uno quiera, y al mismo tiempo quizás, ser anónimo, todo dependiendo obviamente de la voluntad de quien escribe. Se pueden recibir opiniones y comentarios interesantes sobre las propias ideas, eso es lo que se gana.

El tema es cuando los que leen en ese espacio son conocidos, ahí ya empiezan a haber limitaciones, uno ya no es más como le gustaría, porque quienes leen lo pueden conocer bien, la consecuencia de eso es que se empieza a pensar más en lo que se va a escribir. Bah, ahora que lo pienso bien, uno puede seguir siendo como quiera, pero es diferente, y al ser también conocidos los que leen el blog, da un poco más de vergüenza escribir cualquier cosa.

Conocer gente nueva, darme a conocer mejor ante semi conocidos, así como mostrar nuevas facetas de mí a los que ya me conocen, también hablar de mis gustos y opiniones, expresarme, esos eran mis objetivos cuando abrí este blog.

A pesar de haber prometido que para ésta época del año postearía mas seguido, últimamente ando un poco corto de ideas. Además de eso, siento un poco de nervios, los típicos nervios de cuando uno siente que lo están mirando hacer lo que antes hacía sin que nadie lo mirara. No es miedo, pero si cierta incertidumbre. Un nuevo obstáculo a superar.

lunes, 20 de julio de 2009

La Ideología, Weltanschauung, o simplemente los anteojos

Hace unos años ideaba una capacidad especial, algo que en la vida real nadie podría hacer, y esto era la habilidad para poder saber la verdad, para poder saber que había ocurrido realmente cuando las personas relataban un hecho, para poder saber si la otra persona mentía o no. Con el paso de los tiempos y al avanzar en mis estudios me dí cuenta de que esto era algo absurdo.

Conocer la verdad. Ante todo quisiera saber qué es la verdad. Podríamos decir que es la concordancia entre lo que uno dice, el enunciado, y lo que es, es decir los hechos concretos. Pero en realidad es la relación entre el enunciado y la concepción que tenemos de los hechos concretos.

La concepción que tenemos de los hechos concretos corresponde a nuestra ideología, a nuestra visión del mundo, comunmente llamada por algunos filosofos como Weltanschauung. La ideología son como anteojos que hacen que veamos las cosas de una determinada manera y no de otra.

Por eso estamos muy límitados para conocer la verdad, ya que esta depende de nuestra concepción del mundo o ideología, y así como percibimos las cosas de una manera tranquilamente podríamos hacerlo de otra. No hay una sola forma de ver las cosas, no existe lo objetivo, porque lo objetivo equivaldría a quitarse los anteojos y esto sería igual a no poder ver.

Todo lo que vemos es relativo a nuestra forma de concebir el mundo. Cuando decímos algo tan obvio como que el cielo es azul, esto tambien es relativo a preconceptos, ya que antes de afirmar tenemos ciertas nociones de “cielo” y del color.

Uno no puede sacarse los anteojos, pero puede ser conciente de que los lleva puestos. Siempre llevamos puestos unos lentes que van construyéndose detallándose, y cambiando de forma mientras vivímos experiencias nuevas, y adquirímos conocimientos.

El objetivo de los que pretenden dominar, es justamente lograr conformar nuestros anteojos, nuestra manera de pensar, de concebir el mundo, y para preservar el orden tienen que ocultarnos la existencia de esos mismos anteojos.